Recuperación y reciclado del plomo

El plomo es un material muy fácil de reciclar, pudiéndose reutilizar un número indefinido de veces y, aunque en todas ellas se someta a procesos de fusión y afino, el producto final (el llamado plomo secundario) es en todo similar al primario obtenido a partir de minerales. Nunca ha sido tan importante corno ahora recuperar y reciclar los metales contenidos en los residuos, y ello, por una doble razón:

  • Los recursos minerales son limitados y no renovables. En el caso concreto del plomo, a las reservas hoy realmente conocidas se les estima una vida relativamente corta.
  • La valoración de los residuos metalíferos mediante su recuperación y reciclado es la forma de gestión de los mismos más racional y ecológicamente recomendable.

La valoración de los residuos del plomo a lo largo de los últimos años, ha sido fundamental para abastecer la mayor parte de la demanda. El resto se satisface por parte de la metalurgia primaria, basada en la minería que, en los últimos tiempos, permanece estancada en torno a los 3 Mt de plomo contenido, es decir, bastante menos de la mitad del consumo mundial.

Hoy por hoy, son cada vez más escasos las chatarras o residuos procedentes de tuberías, planchas y otras aplicaciones clásicas del plomo debido a un uso decreciente del mismo en aquellas. En cambio, la batería es la principal fuente de los citados residuos de plomo debido a:

  • Aproximadamente el 80 % del plomo puesto en los mercados se dedica a la fabricación de baterías, la mayoría de ellas del tipo «arranque» (SLI, AGM y EFB).
  • La vida de la batería es limitada, menor que la del automóvil, lo que supone que cada vehículo, a lo largo de su vida, desecha varias baterías, creándose así un flujo continuo de residuos plomíferos de dicha procedencia.
  • Se trata de unos residuos considerados peligrosos, lo que hace obligada su gestión, vía valoración.

El índice de reciclado del plomo es mayor que el de los restantes metales y muy superior al de la mayoría de los restantes materiales.

La cantidad de plomo reciclado obtenida en el mundo es muy elevada, superando ampliamente el 50% de la producción total de metal. Este porcentaje es mayor en la Europa Occidental (60%) y en EEUU (70%). El índice de recuperación de plomo supera al de los restantes metales, tanto férreos como no férreos.

La eficacia de la recuperación de las baterías desechadas se compara muy ventajosamente con la de otros materiales. Sirvan como ejemplo los datos recientemente publicados sobre la eficiencia del reciclaje en USA en el año 2020.

Debido a que muchas de las aplicaciones del plomo tienen una vida útil bastante larga, y a que el consumo crece de una manera constante, hace que el medir la eficacia del reciclado comparando el plomo secundario producido en determinado periodo con el consumo total en dicho periodo resulte engañoso. No resultaría válida la comparación entre el plomo que se recicla en un año y el que se consume, si no que habría que tener en cuenta la vida media de los distintos productos de plomo.

El reciclado tiene lugar cuando la industria encuentra estímulo económico para hacerlo y ello depende, en gran manera, de las cotizaciones del plomo en el LME y, por supuesto, de los costos que, por exigencias ambientales, han aumentado sensiblemente en época reciente.

La recuperación de las chatarras metálicas presenta la ventaja de que requiere menos energía (aproximadamente un 35-40 % menos) que la producción de plomo a partir de minerales Además, el reciclado del plomo evita la dispersión de éste en el medio ambiente.

Se estima que, al menos el 91% del plomo que se consume, puede reciclarse, aunque, en la práctica, se consigue algo menos, siendo, como se ha dicho, especialmente alto el índice de recuperación del plomo contenido en las baterías desechadas.